viernes, 18 de julio de 2008

Vegetacion

Principales unidades de vegetación de la Patagonia

La vegetación patagónica presenta una gran heterogeneidad tanto fisonómica como florística. Esta heterogeneidad contradice, en buena medida, la percepción de esta región como un vasto desierto en el fin del mundo. La Patagonia alberga desde semidesiertos a praderas húmedas con una gran variedad de estepas arbustivas y graminosas entre medio. Esta heterogeneidad en la vegetación refleja las restricciones que imponen las características climáticas y edáficas. Si bien las observaciones de la vegetación y la fauna patagónica comenzaron en el siglo XVIII, las primeras descripciones datan de principios del siglo pasado (Hauman, 1920, 1926; Frenguelli, 1941). La Provincia Fitogeográfica Patagónica es la prolongación austral del dominio florístico andino (Cabrera, 1976). La Patagonia se diferencia de las otras provincias de ese dominio (la Puneña y la Altoandina) por la presencia de endemismos de géneros tales como Pantacantha, Benthamiella, Duseniella, Neobaclea, Saccaedophyton, Ameghinoa, Xerodraba, Lepidophyllum, Philipiella, Eriachaenieum (Cabrera, 1947). Soriano (1956 a) describe por primera vez de manera comprehensiva e integral la heterogeneidad de la región, y da fin a una serie de controversias derivadas de una exploración incompleta y asistemática de la región. En su trabajo identifica seis distritos sobre la base de características fisonómico- florísticas: el Subandino, el Occidental, el Central, el de la Payunia, el del Golfo de San Jorge y el Magallánico. Más recientemente, otros autores (León et al., 1998) avanzan sobre la descripción de Soriano y sintetizan los trabajos florísticos, fito-sociológicos y ecológicos generados a partir de 1970 por distintas instituciones y revisan los límites entre los distritos.












Esta subregión guarda un gran interés botánico, dado que da cabida a una serie de endemismos estrictos y especies susceptibles de ser catalogadas en distintas categorías de rareza (rareza biogeográfica, de hábitat y demográfica) (Halffter y Ezcurra, 1992). El hábitat de alguna de estas especies es sumamente frágil y además se tiene constancia de que está extremadamente amenazado por factores antrópicos tales como la construcción de cuadrículas por parte de empresas petroleras, presencia de presas y embalses y, en todo el área, el sobrepastoreo por cabras. Estos factores son de nuevo cuño, de manera que la flora no ha tenido tiempo en términos evolutivos de enfrentarse a ellos. Prospecciones preliminares llevadas por nuestro equipo en el territorio habían permitido constatar que el área constituye un sector biogeográfico que presenta una importante riqueza florística con elementos propios como Adesmia glandulifolia Steibel & Ulibarri, Sporobolus mendocinus E. Méndez, Lithodraba mendocinensis (Hauman) Boelcke o Senna nudicaulis (Burk.) H. S. Irwing & Barneby, a los que se suman elementos florísticos aportados por las regiones adyacentes.














Esta comarca constituye un sitio ideal para llevar adelante desarrollos metodológicos que permitan establecer estimadores de biodiversidad de territorios no explorados y el estudio de los tipos biológicos presentes, de los que resultará la información para la ulterior aplicación de planes y necesidades de conservación. No podemos pensar en establecer una estrategia de conservación de la biodiversidad en Argentina o en otros países del continente sin disponer de este tipo de información básica. A partir del año 1994 se publicaron una serie de catálogos de la flora vascular de la República Argentina (Zuloaga et al., 1994, Zuloaga y Morrone, 1996; 1999). Estos trabajos contaron con la colaboración de más de 70 investigadores de Argentina y otros países, y pueden considerarse como punto de partida para el conocimiento de la biodiversidad de este territorio. Sobre esta base bibliográfica podemos corroborar nuestra percepción de que en el área que nos ocupa la prospección florística está muy lejos de ser exhaustiva, ya que encontramos numerosas especies no citadas previamente para esta región. En ciertos casos, nuestras colecciones sirvieron para ampliar el área de distribución de varios taxones. El conocimiento de muchas de estas especies se manifiesta aún más precario, si se tiene en cuenta que gran parte de ellas son poco o nada conocidas (de algunas sólo se conoce el ejemplar tipo y de otras apenas unos pocos pliegos de herbario). Además en los viajes realizados durante este último año (a lo largo de la última década los autores han participado en unos 10 viajes al área en cuestión) se coleccionaron un total de 2.486 ejemplares pertenecientes a 75 familias, 302 géneros y 612 taxones específicos y subespecíficos (Tabla 1).
Tabla 1.- Resumen de las familias en las cuales se han encontrado mayor número de endemismos, discriminados en los que se encuentran ampliamente distribuidos en Argentina y aquellos exclusivos del área en estudio. *NTEA es el número total de endemismos de esa familia en Argentina. **NEAA es el número de endemismos de esa familia de distribución amplia en Argentina y coleccionados en el área de estudio. ***NEEA es el número de endemismos de esa familia exclusivos del área de estudio.





El área tratada, de unos 90.750 km2, corresponde al 3,25% del área continental de Argentina. Como resultado de estudios realizados de prospección se encontraron en ella 159 taxones endémicos de Argentina, que representan un 8,34% del total. Asimismo, 80 de esos taxones son endemismos exclusivos del área tratada (el 4,20% de los hallados). Existe un elemento florístico extremadamente original en la zona: las especies andinas, que aparecen también en la vertiente pacífica (Tabla 2). Los taxones involucrados, si bien no son endémicos de Argentina, se distribuyen en el ambiente cordillerano exclusivamente, en tanto para otras especies la Cordillera de los Andes constituye una barrera. Se destaca la presencia de numerosas especies de los géneros Baccharis, Senecio (Asteraceae), Azorella y Mulinum (Apiaceae), Acaena (Rosaceae), y de las familias Ephedraceae y Calyceraceae que se distribuyen en ambas vertientes.
Tabla 2.- Resumen de la presencia de especies andinas que se distribuyen también en la vertiente pacífica.




Por otra parte, estudios realizados en esta área de distribución de 69 taxones (Tabla 3), como por ejemplo Senna nudicaulis (Burkart) H.S. Irwin & Barneby, que permitió completar la diagnosis original mediante la descripción del fruto y semillas (Troiani & Steibel, 2001), y Astragalus mendocinus Gómez-Sosa cuya localidad típica se encuentra dentro del área relevada en este trabajo y del cual sólo se conocía el holotipo (Gómez-Sosa, 1988).

Tabla 3.- Número de especies por familia para las cuales se ha ampliado el área de distribución conocida.

Otro factor que se tiene en cuenta fue el análisis de los tipos biológicos existentes. Por tratarse de una región muy amplia con variados ambientes, el sector tratado es muy rico en diversidad de formas biológicas. Como en la mayoría de las zonas áridas son muy abundantes los terófitos de vida efímera. De todos modos, los caméfitos son sin duda las formas biológicas más numerosas y entre ellos llaman particularmente la atención por su diversidad y representatividad en diferentes familias botánicas los caméfitos pulvinados o plantas en cojín.


http://www.revistaecosistemas.net/articulo.asp?Id=255

6 comentarios:

Bioblogía dijo...

Este texto sigue siendo demasiado extenso. Lo tienen que resumir mucho más!!
(S.Romeu)

Anónimo dijo...

Este texto es una afano de un trabajo científico de mi autoria con colegas de la Universidad Nacional de La Pampa, Argentina. No solo el texto sino también la fotos de Lithodraba mendocinensis y la panorámica de Payunia con el Payun Liso al fondo. Me gustaría que el "autor" o el administrador de este blog de la cara.

Anibal Oscar Prina

Anónimo dijo...

esta gente sin vergüenza (sinvergüenza) tomo todo de mi artículo publicado en un número de Chloris chilensis y lo puso aqui, como ya dije, con fotos, tablas y textos ya publicados por nosotros

Anónimo dijo...

Fe de erratas- El articulo fue publicado en la revista ecosistemas de la Asociación española de Ecología Terrestre, de todos modos no cambia el hecho del robo intelectual.Por otra parte en ese art{iculo estabamos hablando especificamente de Payunia y no de la estepa patagónica como el "autor de esta entrada" dice, es decir que además de chorro es un ignorante, Payunia no es Patagonia ni estepa patagónica en lo que a vegetación y flora se refiere. No sabia como identifiocarme y me puse como comentarista anónimo, pero en el primer comentario está mi nombre completo

carlos dijo...

resuman amigos no se copien de los demas es muy extensa la info

Anónimo dijo...

estuvo buena la info voy apasar la pagina y me ayudo mucho gracias.anonimo